¿Se es feliz cuando se ama? ¿Cómo se logra la felicidad plena y completa en el amor como relación humana?
Para saber si se es feliz, lo mejor y conveniente en el caso es definir a la felicidad; y no bastará con sólo añadirle adjetivos. Es necesario hacer una profunda búsqueda en la palabra para entender parte de su naturaleza.
Para mi texto, me apoyo en Aristóteles y su definición de felicidad como última causa del hombre. Aristóteles propone que la felicidad consiste en la reproducción. Apoyando la idea del griego, pero ampliando la idea de reproducción, no sólo como la manera sexual de preservar a la especie; sino como la manera de preservarse a uno mismo. Me refiero como preservación misma al acto reproductivo que servirá para salvaguardar nuestros rasgos fundamentales. La idea de preservación autónoma, me abre pauta para alargar la idea que vengo mencionando.
Extiendo el concepto como felicidad siendo la consecuencia de la libertad, que a su vez es consecuencia de la soledad. Lo anterior dicho se expresa como “Puede amar y ser feliz quien es libre, porque fue libre después de la soledad y en soledad aprendió a amarse a si mismo”.
Retomando los puntos: el amor no existe en sí mismo. El amor es un ente sin voz ni autonomía, depende, como todo, de sus esencias. Pero si el amor pretende ser un bien y tiene dentro de sí a esencia felicidad ¿cómo es que a veces duele tanto? Es claro que es una idea muy ambigua, una vana construcción con restos de distintas voces que se han ido degenerando, y tal parece que sólo preservamos a las malas interpretaciones de malos en inconsistentes interpretes.
Propongo la neovaloración del concepto “amor”. Propongo que se utilice como verbo y no como sujeto y adjetivo.
Es cierto, sí, después de todo, que amar es haber sufrido. Es dolor. El dolor del amor no nos hace permanecer estáticos en quien produce el mismo, sino que nos hace alejarnos y poder comenzar a amar de verdad.
¿Entonces no era amor?