La dependencia enfermiza: Sobre las redes sociales

Las nuevas tecnologías, el avance y la demanda excesiva de productos, han acortado las distancias que antes nos resultaban difíciles de romper.

La llegada de las redes sociales son el  parte aguas de una de las fases más importantes de la era digital. Lugares que almacenan todo tipo de información de los usuarios. Que puedes compartir las fotos de tus vacaciones del verano pasado, los detalles del nuevo auto que compraste, o tal vez, lo último del sencillo de la banda que ha marcado tu vida.

Una innovación que ha destacado en la primera década del siglo XXI, cuyas intenciones siempre fueron buenas. Cabe recordar, que la creación de nuevas tecnologías siempre busca el bienestar común; una ética científica. Con estas distancias, en donde sólo nos hace falta poder sentir a nuestro interlocutor, he llegado a pensar en el gran problema que esto representa ¿y si esas distancias jamás se tuvieron que romper?

La experiencia en el mundo de las redes sociales, me llevó a la reflexión de considerarlas nocivas en tanto que no se usan con prudencia. Se debe reconocer que la mayoría de las personas evitan actuar al margen frente a las antes mencionadas. Nos invade la necesidad de la aprobación de los demás. Mostrar nuestros logros y posibilidades nos genera soberbia. Una eterna competencia por ver al más destacado en acción.

Nuestra naturaleza, en conjunto a la de las redes, se ha vuelto de carácter destructivo. Se han llevado consigo relaciones de pareja, amistades y lazos familiares.

Haciendo mi reflexión, pensaba en el “antes” donde esta brecha enorme que nos daba la falta de comunicación, nos daba espacio a la reflexión de pensar antes de actuar. De poder dejar que el tiempo bajara la tensión. En el hoy y ahora, cedemos al impulso. El impulso está a un click. Donde el “ojos que no ven, corazón que no siente” quedó eliminado y se volvió un lugar enfermizo con el constante “quiero saber qué hace”. Se perdieron los espacios personales, la burbuja vital. Se dio paso a la opinión masiva de una vida que decidimos hacer pública en el momento de “crear cuenta”.

El fenómeno, me recordaba a la Matrix, me sentí esclavizado; siempre dependiente de una máquina. Le vendimos nuestras almas al diablo. La opción viable está en la educación sobre el uso consciente de este tipo de plataformas virtuales, un trabajo de dimensiones imposibles pensando en la cantidad de usuarios en línea.